La magia como perspectiva en la novela hispanoamericana ...

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El tema que va a ocuparnos es "La magia como perspec- tiva en la novela ... una visión de la realidad que una mentalidad científica di- vidiría en sueño ...
LA MAGIA COMO PERSPECTIVA EN LA NOVELA HISPANOAMERICANA CONTEMPORÁNEA ANTONIO FAMA

Al escribir una novela, lo primero que el novelista debe solucionar es la cuestión del punto de vista, o sea, la cuestión de cómo va a enfocar la trama: ¿desde qué ángulo va a mirar los acontecimientos?, ¿quién va a ser el narrador?, etc. El autor puede escoger entre varias alternativas. Puede adjudicar el papel de narrador a un personaje, en tal caso tiene que decidir si este personaje-narrador va a narrar en en primera persona, o en segunda persona o en tercera persona. Otra alternativa sería que el autor mismo asumiera el papel de narrador omnisciente presentando los acontecimientos en tercera persona y a través de su posición privilegiada. El autor tiene que determinar también la posición que va a otorgar al lector y la actitud que éste tendrá frente a los acontecimientos novelescos. ¿Hasta qué punto hacerle entrar en el conocimiento omnisciente del autor? ¿A qué distancia situarle, cerca o lejos de los acontecimientos novelescos?, etc.

The primitive mentality does not invent myths, it experiences them. Myths are original revelations of the preconscious psyche, involuntary statements about unconscious psychic happenings . .. Not merely do they represent, they are the psychic life of the primitive tríbe. 1 Aquí Juñg muestra que la discrepancia entre sueño y realidad o entre realidad y fantasía se integra en la mentalidad primitiva fusionándose y fomentando una sola realidad que incorpora lo consciente y lo inconsciente. Esta es la mentalidad que autores como Demetrio Aguilera Malta, Miguel Ángel Asturias, Alejo Carpentier, Gabriel García Márquez, etc., han adoptado como perspectiva en sus obras literarias creando la modalidad que hoy conocemos como realismo mágico. Para seguir con este argumento vamos, en primer lugar, a limitar nuestro estudio a la novela El reino de este mundo de Alejo Carpentier, novela en la cual el autor incluyó un prólogo que explica "lo real maravilloso" americano y que se ha convertido en una especie de manifiesto. Hoy el término "real maravilloso" empleado por Carpentier se ha seguido empleando como sinónimo del término realismo mágico. Como el contenido de este prólogo ha sido ampliamente discutido por varios críticos, vamos a prescindir de él y vamos a ocuparnos de la obra aludida del ilustre autor cubano como ejemplar del realismo mágico y a ver, sobre todo, la interrelación entre autor, personajes, lector y trama para poder llegar, en fin, a deslindar el papel de la magia dentro de la novela.

El tema que va a ocuparnos es "La magia como perspectiva en la novela hispanoamericana contemporánea." Desde el principio quisiera aclarar que indentificamos la "magia" con una visión primitiva de la realidad o un estado mental mítico cuya fuerza imaginativa transforma la realidad exterior. En Hispanoamérica este estado mental lo encontramos en las tribus indígenas y en las tribus traídas de África. Es preciso añadir que este estado mental otorga una visión de la realidad que una mentalidad científica dividiría en sueño, realidad, fantasía, etc., pero que para esas tribus es la única realidad, es "su" realidad objetiva. El sicólogo alemán Cari G. Jung explica la función de ese estado mental de la manera siguiente: Primitive mentalíty differs from the civilized chiefly in that the conscious mind is far less developed in scope and intensity. Functions such as thinking, willing, etc. are not yet differentiated; they are preconscious, and in the case of thinking, for instance, this shows itself in the circumstances that the primitive does not think consciously but that thoughts appear. The primitive cannot assert that he thinks; it is rather that something thinks in him. The spontaneity of the act of thinking does not lie, casually, in his conscious mind, but in his unconscious. Moreover, he is incapable of any conscious effort of will, he must put himself beforehand into the "mood of willing," or let himself be put—henee his rites d'entrée et de sortie. His consciousness is menaced by an aimighty unconscious: henee his fear of magical influences which may cross his path at any moment; and for this reason, too, he is surrounded by unknown forces and must adjust himself to them as best he can. Owing to the chronic twilight state of his consciousness, it is often next to impossible to find out whether he merely dreamed something or whether he really experienced it. The spontaneous manifestation of the unconscious and its archetypes intrudes everywhere into his conscious mind and the mythical world of his ancestors is a reality equal if not superior to the material world . . .

En El reino de este mundo los acontecimientos se presentan como vistos por la mentalidad del personaje Ti Noel, un esclavo africano que vive en Haití. O sea, el autor escoge el punto de vista de este esclavo para narrar la trama de la novela. Desde las primeras páginas Carpentier instruye al lector diciéndole cuál ha de ser su actitud frente al contenido de la novela. Esto lo consigue descubriéndole la mentalidad de Ti Noel a través de la cual el lector va a mirar los acontecimientos novelescos. Así la mentalidad de Ti Noel se convierte en la perspectiva del lector y esa mentalidad está embebida en conocimientos y tradiciones africanos:

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Ti Noel había sido instruido en esas verdades [las tradiciones africanas] por el profundo saber de Mackandal. En el África, el rey era guerrero, cazador y juez y sacerdote; su simiente preciosa engrosaba, en centenares de vientres, una vigorosa estirpe de héroes. En Francia, en España, en cambio, el rey enviaba sus generales a combatir; era incompetente para dirimir litigios, se hacía regañar por cualquier fraile confesor, y, en cuanto a ríñones, no pasaba de engendrar un príncipe debilucho, incapaz de acabar con un venado sin ayuda de sus monteros, al que designaban, con inconsciente ironía, por el nombre de un pez tan ofensivo y frivolo como era el delfín. Allá, [en África] en cambio—en Gran Allá—, había príncipes duros como el yunque, y príncipes que

eran el leopardo, y príncipes que mandaban sobre los cuatro puntos cardinales, dueños de la nube, de la semilla, del bronce y del fuego.2 Carpentier está defendiendo la visión mágica de la realidad que es la de Ti Noel y que, al leer esta obra, se hace perspectiva del lector también. El autor dedica los primeros tres capítulos a las creencias primitivas africanas para reforzar el punto de vista mágico y para hacerlo verosímil. Continúa Carpentier: "En la urbe sagrada de Widah se rendía culto a la Cobra, mística representación del ruego eterno, así como a los dioses que regían el mundo vegetal y solían aparecer, mojados y relucientes, entre las junqueras que asordinaban las orillas de lagos salobres" (p. 27), y más adelante "A veces, se hablaba de animales egregios que habían tenido descendencia humana" (p. 31). En estas primeras páginas el autor ha adentrado bien en la magia de esa visión primitiva y la ha establecido como perspectiva de la obra. Esta digresión del autor en lo africano es necesaria para instruir al lector cómo funciona la mentalidad que le va a servir de punto de vista. La trama de la novela tiene que ser verosímil; o sea, tiene que parecer real. Esto se consigue mejor si el autor adopta un punto de vista constante y consistente con los postulados establecidos en la obra. Uno de los métodos más eficaces sería que un personaje contara los acontecimientos en tercera persona así que el autor pueda fácilmente esconderse detrás del personaje y ofrecer sus comentarios, cuando necesarios, sin cambiar de punto de vista. Esta es la técnica que se emplea en El reino de este mundo. El lector, por otra parte, percibe los acontecimientos como ellos se filtran en la consciencia del personaje-narrador, Ti Noel, pero en el momento mismo en que éste los vive. De este modo es como si el lector viera los hechos directamente. Por consiguiente, el autor ha eliminado toda distancia estética acercando el lector al personaje y fusionando el punto de vista del lector con el del personaje y por la mayor parte con el del autor. Sólo cuando absolutamente necesario, la voz del autor se desdobla de la del personaje para ofrecer algún comentario propio o una visión contrapuntística; o sea, algo que contradice al personaje. Otras veces el punto de vista representa la visión colectiva de los negros. Es precisamente lo que pasa cuando Mackandal se metamorfosea en animal; el autor lo muestra a través de la perspectiva múltiple del pueblo: Todos sabían que la iguana verde, la mariposa nocturna, el perro desconocido, el alcatraz inverosímil, no eran sino simples disfraces. Dotado del poder de transformarse en animal de pezuña, en ave, pez o insecto, Mackandal visitaba continuamente las haciendas de la llanura para vigilar a sus fieles y saber si todavía confiaban en su regreso, (p. 43) Otro ejemplo más convincente de esta perspectiva colectiva lo ofrece el capítulo VIII de la primera parte titulado "el vuelo." Aquí la fuerza imaginativa del pueblo, dotada de lo que Carpentier llama fe en el prólogo a esta novela, transforma un acontecimiento. Se trata de la ejecución de Mackandal que muere en la hoguera, pero para la colectividad negra Mackandal se ha salvado. Gracias a las creen-

cias mágicas, Mackandal sale de la hoguera volando: El fuego comenzó a subir hacia el manco, sollamándole las piernas. En ese momento, Mackandal agitó su muñón que no habían podido atar, en un gesto conminatorio que no por menguado era menos terrible, aullando conjuros desconocidos y echando violentamente el torso hacia adelante. Sus ataduras cayeron, y el cuerpo del negro espigó en el aire, volando por sobre las cabezas, antes de hundirse en las ondas negras de la masa de esclavos. Un solo grito llenó la plaza. —Mackandal sauvé! [j Mackandal se ha salvado!], (p. 51) Aquí vemos que por medio de la manipulación del punto de vista Carpentier muestra que la realidad es mágica sólo cuando el punto de vista adoptado por el autor es mágico. Por medio de una técnica contrapuntística Carpentier muestra que en realidad Mackandal muere pero que en la creencia de Ti Noel y los africanos embebidos en las tradiciones del vodú él se ha salvado. En esta novela el punto de vista coincide con la mentalidad de los negros y lo que ellos ven para ellos es la única realidad. Por consiguiente lo que la crítica ha acuñado como "realismo mágico" para los negros de Haití o para ciertos grupos de indígenas es sólo realismo. El reino de este mundo es una obra mágico-realista porque su contenido se muestra desde el punto de vista de Ti Noel y de la colectividad africana de Haití. Esa perspectiva es ubicada en la mentalidad primitiva de esa gente que está saturada de creencias mágicas provenientes del vodú. Los hechos vistos por esta perspectiva representan una realidad y no fabricaciones fantásticas. Ahora es preciso que nos hagamos la pregunta siguiente: ¿Qué es el realismo mágico? (1) En primer lugar, el autor introduce una perspectiva mágica a través de la cual se presentan los acontecimientos de la obra. (2) Esa perspectiva corresponde siempre a la visión de un personaje, o grupo de personajes, cuyo estado mental primitivo acepta la magia como parte de la vida cotidiana. (3) Ese punto de vista se convierte en la perspectiva del lector, de manera que éste sólo puede juzgar por la mentalidad primitiva del personaje y también tiene que aceptar los acontecimientos mágicos como parte de la realidad. En las obras mágico-realistas el autor niega al lector la distancia estética por medio de la cual éste podría apartarse de la trama novelesca. La distancia estética otorgaría al lector la posibilidad de medir el contenido de la obra literaria con ¡as reglas del mundo en que vive. La falta de distancia estética, en cambio, le obliga a medir los acontecimientos ficticios con las leyes postuladas por el autor para ese mundo ficticio. Por consiguiente, el lector también está integrado dentro del punto de vista y la perspectiva mágica es su solo modo de mirar ese mundo así que sólo ve y sólo juzga por los ojos y la mentalidad del personaje que representa esa perspectiva. En obras fantásticas, al contrario, el autor otorga distancia estética al lector así que éste lo ve todo desde fuera y puede distinguir entre lo que pertenece a la realidad y lo que es pura invención del autor. Para terminar podemos afirmar que las obras se consideran mágicorealistas cuando el autor adopta una perspectiva, mágica,

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una especie de prisma a través del cual se mira la realidad. A la vez, esa perspectiva refleja un estado mental de ciertos grupos indígenas o africanos que viven en Hispano-

américa y cuyo pensamiento se considera primitivo. La existencia en la vida de estos grupos y de su manera de pensar da a la obra ficticia un tono realista. Universíty of Victoria, B.C.

1 Cari G. Jung, Collected Works, V.9, P.I, trad. por R.F.C. Hull (New York: Ballingen Series XX), pp. 153-4.

2 Alejo Carpentier, El reino de este mundo (Chile: Editorial Uníversitaría, 1973), p. 23.