Pilar Sordo. Buenas Tardes. Lo primero que tengo que decir es que estoy
emocionada, por varias razones. Primero porque tengo el tremendo desafío de
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Pilar Sordo Buenas Tardes. Lo primero que tengo que decir es que estoy emocionada, por varias razones. Primero porque tengo el tremendo desafío de cerrar esto hoy día, porque dios me ha dado esa responsabilidad. Porque me vuelve a tocar en el panel con este actor, dramaturgo, psiquiatra increíble. Porque están mis padres aquí. Y porque dentro de todas las áreas en las que podría, Edgardo y toda la gente de Exhibits de haber elegido para haberme liquidado la vida, para colocarme en este seminario, justo eligieron la de pareja, donde tengo justo la cagá hoy día. Y supongo que eso será un desafío interesante, vamos a ver. No es que tenga la cagá hoy día porque el amor lo tenga dañado, al contrario está más hermoso que nunca, pero al estar enfrentando una enfermedad terminal de mi novio el tema de las emociones evidentemente surgen, fluyen y aparecen en forma absolutamente desorganizada, así que agradezco profundamente a Exhibits el cómo me liquidaron la vida al organizar esta ponencia que de alguna manera tiene que ver con el enfrentamiento de pareja. Voy a hacer como Gonzalo, voy a pedir en vez de reclamar que me apaguen las lucecitas para poder mirar las caritas ¿si puedo? Cuando uno habla del amor y de las emociones en las relaciones de pareja, no puede trascender a lo que ocurre a nivel social, a cómo funcionamos nosotros los chilenos, todos los que estamos aquí. Y estando en un país el cual, el que anda con cara de poto es inteligente y además está pensando en cosas importantes, y donde de alguna manera el que se muere de la risa, ese gallo es superficial y no ha entendido mucho nada de las cosas que pasan. Donde objetivamente los chilenos somos un país anticipador de desgracias, donde si alguien está bien, nos demoramos cinco minutos en bajarle el avión para que esa persona llegue a tener la misma cara de poto que tenemos todos porque eso es lo normal. Es como esperar que a la Ingrid Betancourd la metan en un hospital psiquiátrico, creo que ahí en Chile nos vamos a quedar tranquilos porque no es normal que la galla después de seis años está feliz, se haya ido a tomar el avión pa Fr…no es normal. Entonces cuando la tipa esté viendo alucinaciones de guerrilleros en su pieza, nosotros vamos a decir “oooobvio”. Era súper esperable que eso pasara, de hecho a mi, con este tema del cáncer de mi novio se me ha acercado gente a decirme: “tu todavía no cachai lo que te pasa”. Porque como me río, como funciono, entonces yo debería estar como destruida, que a lo mejor igual lo estoy pero la actitud de eso es como esa cosa de que en algún minuto lo bueno se acaba y en algún momento tiene que llegar la cosa mala, y esa anticipación de desgracias pasa porque ven que si yo digo que estoy enamorada es porque llevo poco tiempo porque si no en Chile ya lo hubiese de dejado de decir ya po. Y además pa peor a uno le dicen: “Disfrútalo”. “Porque como estai en tu mejor momento esa cuestión se va a acabar, así que pásalo bien mientras dure porque es la cuestión, que pena que se acabe ah”. Esa sensación de que nunca una mujer en Chile ha recibido más malas noticias de guaguas enfermas y de partos malos que cuando está embarazada, o sea basta que tenga la superguata para que llegue la súper vecina y le diga: “oye supiste que la Gloria tuvo la guagua con el cordón umbilical enrollao, casi se despacha por el alza de presión pero tu te hay sentío bien cierto”. En esa realidad maravillosa en la que vivimos los chilenos indudablemente que el tema de pareja no es ajeno a eso. En Chile es más fácil decir te odio que te quiero, nos cuesta menos, nos da menos vergüenza. En una charla que di en una empresa hace unas semanas atrás llegó una
persona después de la charla a contarme, a decirme: “Pili sabís que yo después de tu charla quedé tan emocionado con esta cosa de decir te quiero, que llamé a toda mi familia pa decirle que los quería. Sabís lo que me contestaron, ¿te vai a morir gueón?” Y él me decía con vergüenza, “eso pasa porque yo no lo digo nunca, porque si yo lo dijera habitualmente, eso no produciría esa sensación de ridículo ni de risa” porque objetivamente estaríamos acostumbrados, habituados a escucharnos decir te quiero, te necesito, me gustas, me encanta estar contigo, te extrañe esta tarde, pero esas cosas son vistas como ridículas. En una conferencia en que se las di a puros hombres, el tema era la expresión emocional, ellos estaban celebrando 35 años de salida del colegio, por lo tanto este tema de decirte te quiero era clave. Salimos de la conferencia, íbamos por un pasillo central, delante mío iban dos personajes, ellos no sabían que yo iba detrás, y uno le dice al otro, exquisito él, le dice “Rodrigo, yo debo conocerte a ti hace 45 años y nunca, (y le pone la mano en la espalda más encima), y nunca te he dicho que te quiero” y el otro, pelota, le dice, “oye te pusiste maricón con la charla de la Sordo”. Chile, Chile lindo. Entonces yo lo agarro, le golpeo la espalda atrás, el tipo se da vuelta, se pone rojo, y yo le digo “oye vo no entendiste nada, o sea te tengo que repetir…vo cachai lo que le tiene que haber costado a este gallo haber armado la frase, vencer el sentimiento del ridículo, armar lo que te iba a decir, colocarte la mano en la espalda pa que vo le vengai a responder semejante estupidez”. Por eso es que cuesta tanto de repente poder expresar emociones en las relaciones de pareja, porque hay una frase, no sé que…a lo mejor usted que es genio sabe pero…yo no me acuerdo pero hay alguien que dijo que “no me importa que hagan los malos si no lo que dejan de hacer los buenos”…¿sabe quién lo dijo o no? No, bien lo pillé. Y eso tiene que ver fundamentalmente con que la gente que se quiere no se expresa que se quiere porque es mal negocio en Chile decir eso. Eso significa por lo menos media hora de ridiculización, y les voy a poner un ejemplo personal en el tema. Estaba yo en un matrimonio, mesa redonda, florero al medio, porque son todos iguales, y estaba yo con mi novio y a él le empieza a decir el resto de la mesa: “pucha que debe ser complicado ser pareja de la Pilar Sordo ah, siii porque ella te debe tener más que cachao pus si imagínate que te equivocai en algo y te debe decir léete el capítulo tres porque si no mañana no salgo contigo”, y yo lo encontré divertido y nos empezamos a reir y debemos haber estado con la tonterita unos 15 a 20 minutos, y él, mi novio, dice, “en realidad no es un problema, es un tremendo privilegio”, cagó, 45 minutos por reloj, porque lo conté, 45 minutos lo tontearon diciéndole “aaaaaghhhhh, ta enamoraoooo, hablemos en 10 años más a ver si vai a seguir pensando lo mismo po, no po si esta cuestión es porque no llevai tanto tiempo con ella pus si esta cuestión o es normal ps si como tanto besuqueo y tanta cosita no es lógico”. 45 minutos, después de los 45 minutos ya me pareció razonable interrumpir y decirles a ver pero me pueden explicar, o sea objetivamente el gallo que tiene los cojones de poder decir que ama a su mujer es ridiculizado 45 minutos, objetivamente el tiene que aprender que para el próximo matrimonio no habla ni cagando, y hasta yo le diría que se quedara callao si objetivamente para que lo van a seguir ridiculizando y tirando al suelo por algo que todos debiésemos ser capaces de decir. Entonces el tema de la expresión emocional, en la configuración de las relaciones de pareja es clave en una sociedad que aplasta la emoción grata, que aplasta la emoción positiva, que no es capaz de codificar señales en relación a los sentimientos y además siempre se asumió que este tema de las emociones era como de mina, era nuestro, no era de los hombres, los
hombres no cachan. Esa es nuestra percepción o lo que, por lo menos, a nivel de raíz social se vislumbra. Pero eso tampoco es así, las emociones no tienen género, las emociones las expresan hombres y mujeres igual y la representación maravillosa que hizo la Susana al principio tiene que ver con algo que no depende de si es hombre o ser mujer, esas son reacciones que van a trascender a eso. Lo que si cambia es cuánto a nosotras las mujeres a veces nos quedamos más pegadas en las emociones que los hombres que son capaces de avanzar en forma más rápida, por eso yo mencionaba la investigación del día de la diferencia, que las mujeres éramos retentivas, que acaparamos, que guardamos, que somos más estíticas, que retenemos líquidos, que nos cuesta botar cosas, que guardamos de todo por si acaso, desde restos de comidas, recuerdos, stickers, boletas, una polera pal próximo verano voy a estar más flaca me va a quedar buena, entonces, esa sensación de retención, que además tiene que ver con algo súper importante en el tema de las emociones y en las diferencias de género, se maneja en un segundo nivel que tiene que ver con algo que a los hombres en general no les conviene mucho que las mujeres tengamos pero que la tenemos excesivamente desarrollada que es la estupenda memoria emocional que las mujeres tenemos. Nosotras nos acordamos de todo lo que nos han hecho, porque en general nosotras no nos acordamos de las peleas, las revivimos, que es harto distinto. Y en realidad esa capacidad de retención, donde yo me acuerdo de todo y pa peor me da rabia porque al gallo tengo que acordarle de cosas que eran centrales y que por supuesto ya olvidó, fija la capacidad para adherir o ara pegar en determinadas situaciones, por eso que una mujer nunca puede perdonar pensando olvidar, la mujer perdona cuando recuerda sin que le duela y por lo tanto cuando una mujer es capaz de perdonar o de recordar sin dolor nunca más va a sacar en cara nada de lo que esté viviendo porque objetivamente va a ser capaz de manejar esa emoción habiendo avanzado hacia la etapa siguiente. Esa otra característica retentiva tiene otro tercer nivel que tiene que ver con lo preguntona que somos las mujeres, “¿me queri?, ¿y que te pasa?, ¿y qué hicieron?, ¿ y de qué hablaron?, ¿y qué comiste?, ¿y qué te dijo?, ¿y quién estaba?”, preguntas que a los hombres les encanta responder además. Porque además las mujeres tenemos la capacidad de hacer preguntas suicidas a los hombres respondan lo que respondan la cagan igual, no tiene posibilidad de accender al éxito, o sea preguntarle a un hombre cómo me veo, es suicida. Porque yo no sé lo que el gallo quiero que me responda, pero lo que dijo no era, eso es seguro. Esa sensación de pregunta o de insistencia que por lo demás yo aviso aquí con esta experiencia nueva que estoy viviendo, que uno no se gradúa nunca de esta historia, porque yo con la investigación se supone que yo ya debería haber cachao, nada. O con este tema del cáncer se mueren cómo he tenido que luchar contra esta insistencia de preguntar “¿te duele?, ¿dónde te duele?, ¿te duele el tumor o te duele la guata? De uno a diez mi amor, cuánto te está doliendo ahora”. Con un nivel de agote que ese pobre hombre ya está santo en términos de poder, y yo les juro que intento trabajar la parte, si no es un cuento, la voluntad la manejo, de hecho el otro día lo intenté hacer. A él le vino una puntá, estábamos comiendo y yo me quedé callada, súper madura estaba ese día. Entonces como tranquilita y él se empieza a reír a carcajadas, entonces yo le digo “mi amor de qué te ríes”, y dice “de lo que te debe estar costando no preguntarme cuánto me dolió la puntá”, entonces yo le digo “pero viste que no me dejai crecer, que yo trato y no se puede”. Esa sensación a la larga cuando se agranda esa sensación de retención y se mezcla con otra característica femenina central de las mujeres o de lo femenino en estricto
rigor porque pueden haber hombres que lo tengan también que es que las mujeres necesitamos sentirnos necesarias. Cuando esa necesidad se deforma y yo necesito sentirme indispensable, por eso yo siempre cuento y muchas de ustedes lo deben saber, los hombres también, que en la investigación aparece el dato de que el 70% de las mujeres hacían pipí con la puerta abierta del baño y eso puede ser porque uno es necesaria mientras mea, porque dejar la puerta abierta es como decir mira si está quedando la cagá allá afuera yo ya voy. Esta cuestión es por un ratito no más. Por eso debemos ser estíticas las mujeres y debemos tener problemas para ir al baño, el baño para nosotras es como un pasillo digamos. Pero cuando esa cosa de ser necesaria donde yo me siento indispensable que es el origen de todas las culpas de las mujeres, se agranda y se deforma a lo largo del tiempo, y se intensifica, yo de verdad necesito sentirme indispensable, me empiezo a manejar como decía Gonzalo no por el amor, sino que por el miedo, por el miedo a perder al otro, por el miedo a tratar de retenerlo a mi lado, y esa necesidad muchas veces va a generar lo que se llama relaciones adictivas, que son las que nos mantienen en un circuito, pegoteo, donde uno termina, vuelve, termina, vuelve, en una asociación que además la mujer chilena, particularmente, tiene tremendamente enraizada que ella asocia el amor al sufrimiento, mientras más sufro, más te amo, y mientras más intenso siento eso en la guata y mientras más soy capaz de soportar contigo entonces mi amor cada vez es más grande y cada vez más soporto cosas. Y esa sensación hace que sea muy difícil poder romper esas relaciones adictivas. Yo tuve una relación adictiva con un hombre que intente salvar, que esa es una cosa que a las mujeres nos pasa en la vida, conmigo él iba a ser distinto, por supuesto que eso no lo logré me hundí igual con él, pero él tenía una frase magistral que prueba esta historia, de cómo yo sentía que el me necesitaba a morir, entonces él me decía siempre: “tu no te puedes morir antes que yo”, y yo era feliz, suspiraba y decía qué emoción, después caché que era porque lo tenía que mantener, pero eso fue después. Pero tuve el momento de la luz po, la vi po. Y objetivamente esa sensación deduce o cambia, (mis papás como se rien,ah), la posibilidad de cómo uno modifica estas relaciones adictivas, en general estadísticamente las mujeres tenemos más propensión a generar relaciones adictivas que los hombres, por estas mismas características, por este aspecto retentivo, por este aspecto de manejar la necesidad junto con el amor donde en general las mujeres sentimos que nos tienen que necesitar también para que nos amen y un hombre nos puede amar y no necesitar nada que es la forma quizás más sana, o nos puede necesitar mucho, que es lo que me pasó a mi, y no amarme nada digamos. Y objetivamente esa sensación es lo que permite que yo me quede pegada en eso. Cuando una mujer trabaja sus aspectos retentivos, trabaja sus aspectos de comunicación, es capaz de pedir lo que necesita, logra de alguna manera liberarse de esta sensación de sentirse indispensable de entender que no son medias naranjas las que se encuentran en la vida, sino que es una naranja completa la que busca otra naranja completa porque si yo me asumo media naranja y estoy buscando la otra mitad yo corro el tremendo riesgo de que a lo largo del camino, del proceso, una de esas dos naranjas se va a completar y va a dejar de necesitar a la mitad que de alguna manera, en algún minuto le sirvió para poder superar un duelo, para poder ratificar emociones y para poder de una u otra manera participar de ese proceso. Entonces es clave el tema emocional pero mirándolo no desde un punto de vista de cuánto en un hombre y una mujer se permiten solamente decirse que se quieren, sino también entender este amor no sólo como un sentimiento fogoso como retrataba muy bien
Marco Antonio en este texto apabullante de palabras y de adjetivos sino que también tiene que ver con la decisión de amar y en esa decisión de amar yo al otro lo dejo libre, cuando yo al otro lo quiero para mí, y quiero que el otro cambie para mí, objetivamente la relación va a terminar deformada a lo largo del tiempo y eso siempre va a producir una ruptura. En general los hombres se casan o forman pareja esperando que nosotras las mujeres no cambiemos. Nosotras formamos pareja esperando que ellos cambien. Lo que pasa al final es que ellos no cambian y nosotras sí. Y eso a lo largo de la vida va generando un circuito que tiene que ver justamente con el cómo yo me modifico para el otro. Porqué las mujeres cambiamos, porque objetivamente nos modificamos para el otro, porque nos cuesta darnos tiempo para nosotras, por eso dicen que mujer separada es mujer arreglá, porque tiene tiempo que antes no tenía y eso tiene que ver con la dificultad, a pesar de que las mujeres podemos hacer hartas cosas al mismo tiempo, tiene que ver con la dificultad de las mujeres de priorizar ciertos espacios de necesidad emocional para así entregarse y donarse al otro, y no que el otro cubra el espacio entonces después somos súper patúas porque además después pasamos la boleta, entonces decimos: “Si yo dejé de ir a depilarme por ti, y yo he dejado tantas cosas en la vida por ti y tu no has sabido retribuirme a mí”. Eso no le sirve a nadie, ni a la persona que lo dio ni a la persona que lo recibió porque objetivamente la única manera de poder garantizar la estabilidad emocional es cuando ese espacio se construye en forma sana y en forma individual, cuando el yo y el tú forman un nosotros que de una u otra manera son capaces de expresar la necesidad, de ahí es donde se configura la pareja y eso permite la fluidez de la expresión emocional y permite, también, la conexión con otras redes como la espiritual dentro de la pareja, la conexión de trascender hacia un tercero que está sobre nosotros dos y que de alguna manera también nos da pauta y nos da vida y nos orienta sobre las cosas que tenemos que hacer y la que no tenemos que hacer. Entonces al final esta estructuración de pareja de trascender hacia alguien que está arriba, y también trascender y fundirse hacia alguien que está abajo de nosotros que son nuestros hijos, eso determina el flujo de la relación y cómo esos tiempos hay que saberlos cuidar en cada uno de sus espacios. Yo no saco nada con expresar todas mis necesidades emocionales sino tengo de una u otra manera un oyente o alguien al lado que pueda recibirme esos mensajes, que me mire, que me toque, que sea capaz de escuchar, que retroalimente lo que yo le estoy diciendo, yo estoy súper de acuerdo con lo que mi amiga la Carolina Delloro decía que nadie puede ser feliz si no es a través del otro, no se puede configurar una relación depareja si no se preocupa uno del otro, y en esta sociedad en la que estamos centrados en puros derechos y no en deberes, donde los niños se recitan los derechos le la UNICEF pero tienen coco idea de los deberes que tienen que cumplir, donde las parejas están centradas en los derechos que yo tengo y no en qué hago yo para que el otro sea feliz sino cómo el otro me hace feliz a mí, donde en las organizaciones, la persona no está centrada en cómo aporta a la empresa sino en que es lo que la empresa o qué beneficios a mí la empresa me da para yo poder crecer, en esa sociedad basada en derechos no se puede configurar una relación de pareja sana, porque nadie puede tener rentabilidad en un lugar que no invierte y ese es un criterio económico básico. Yo no puedo pensar que tengo una buena relación de pareja si hace meses que no le digo a esa persona que está conmigo que la amo, sino le regalo algo que a el le produzca placer, sino hago algo yo como mujer o él como hombre, nos produzca la sensación de que pensaron en mí independiente del
otro y ese manejo emocional pasa necesariamente por decirse lo que se siente, pasa necesariamente por poder aprender a valorar el sentido del humor dentro de la relación, por vencer esta inercia chilena increíble donde nos apaciguamos y todos los que de alguna manera tenemos relaciones bonitas no somos capaces de contarlo. Si un niño chico ama a sus papás el cabro es mamón, si un hombre ama y dice que ama a su mujer va a ser tildado de macabeo, entonces objetivamente estamos castigando la expresión emocional en vez de beneficiarla. Yo siempre digo que a esta tierra nosotros vinimos a tres cosas, vinimos a aprender a amar, a tratar de dejar huella y a ser felices. Tres cosas que no nos enseña nadie en ninguna parte pero que cuando se configura en una relación de pareja, cuando lo femenino y lo masculino dejan de competir, cuando se pueden complementar, cuando de verdad logramos como integrar en nosotros dos una sola forma de poder mirar este mundo, complementándolo con las visiones distintas de ambos, donde yo entiendo que tengo que aprender las características masculinas para poder simplificarme un poco la vida como mujer y poder no quedarme pegada y avanzar, donde entiendo que también los hombre tienen que aprender características femeninas para poder enriquecer su mundo emocional porque si no van a manejarse en una cosa mucho más básica, yo siempre digo que en la investigación del día de la diferencia aparecieron que las mujeres hablábamos alrededor de 17 mil palabras diarias, los hombres alrededor de 10 mil, el problema está en que los hombres se gastan las 10 mil antes de llegar a las casas, entonces objetivamente les quedan dos palabras cuando llegan que es que vengo cabreado y tengo hambre, entonces cuando un hombre tiene la capacidad de poder expresar lo que siente y valora los procesos y los detalles, no solamente está pensando en objetivos, va a ser mucho más capaz de expresar las emociones, yo siento que hay que reivindicar el desarrollo emocional de los hombres, creo que ellos han avanzado una enormidad en ser capaces de expresar emociones, creo que a las mujeres nos falta mucho también para poder aceptar esas expresión emocional, porque en general tendemos a ridiculizar esa emoción, entonces si el tipo dice “te amo”, uno le pregunta “de qué te sentís culpable, qué hiciste, me estai diciendo no se qué”, esa sensación de ridiculización social frente a los sentimientos hace que todo el desarrollo social emocional masculino vaya mas lento de lo que ellos mismos están tratando de hacer en forma súper honesta, y por otro lado nosotras también creo que tenemos la obligación de aparte de sentirnos muy orgullosas de ser mujeres y de manejar esta intuición y este me tinca que decía el doctor hoy día que tiene que ver con un tema femenino, y esa sensación de percepción distinta a lo visual que es el predominio mayoritariamente masculino, nos permite reencontrarnos con las emociones, con esas emociones básicas que contaba la Susana pero también con la posibilidad de poder aprender del otro en la medida que yo me contacto, que yo lo miro, que tengo la capacidad de poder entrelazar mi experiencia, mi historia, con la experiencia y la historia de él. Esa es la mejor manera de poder compatibilizar las emociones en las parejas, en la medida que yo asumo que soy distinta y que en esa cosa distinta se van a reír de mi porque voy a hacer tonteras y me voy a reír de él y él se va a reír de él y se va a reír de mí, pero con eso vamos a tener la capacidad de poder aprender del otro y eso es lo que determina el enriquecimiento de las parejas, no existe la media naranja, ojalá todos trabajemos por ser lo más completos posible como naranja para poder encontrar a otro que nos acompañe a compartir la vida, no a solucionármela, no a sanármela, nadie tiene la responsabilidad de hacerme feliz, la responsabilidad de ser feliz es individual,
nadie está a cargo de mí en una relación de pareja, y cuando los seres humanos empezamos a entender eso podemos amar sin apego, que es el gran índice de sufrimiento de los seres humanos cuando podemos amar libremente y ayudar o conducir al otro a que sea la mejor persona que puede ser.